GRACIAS A LA VIDA … (Carta abierta a mis hijos)
No hace mucho escribí aquí, en mi blog, algunas conclusiones de lo que para mi es la vida.
Como me considero ser, un pragmático empedernido, siempre, la prueba de los conceptos en la realidad, son la afirmación cabal de la veracidad de los mismos.
El sábado participé de una fiesta familiar, el cumpleaños de quince de mi nieta y fue un día muy especial e imborrable, para ella y para mí.
Uno recorre la vida aprendiendo y aplica lo que aprende como puede y donde puede y siempre ante cada situación surge la duda, de si esa, habrá sido la mejor opción que se podía aplicar.
En el tema de la educación y formación de los hijos, esto es aun mayor, obviamente que siempre vamos a hacer lo que nos parezca y creamos mejor para ellos, pero esa materia, no se enseña en ningún colegio, se aprende todos los días y se aplica todos los días y nuestros propios hijos son los conejillos de indias de ese aprendizaje.
Solo el tiempo, la distancia y la vida, van a corroborar si hicimos las cosas bien o mal.
Y digo que la fiesta fue especial para mi, porque en ella estaban todos los que quiero, cosa que no es muy habitual, pero el hecho de tener a mis hijos allí, la sangre de mi sangre, mi recuerdo en el tiempo, mujeres y hombres cabales, hechos y derechos, supera todo y borra las dudas de si cuando ayudé a educarlos, hacía lo correcto.
No son poseedores de riquezas materiales, que a veces parecería que fueran la única forma de ser feliz, pero tienen, eso que les da ser personas cabales, el cariño de los hijos, el acompañamiento de los amigos el respeto de los pares y por sobre todo, mucho amor.
Es cierto, era una celebración, y se derramaron muchas lágrimas, pero dichosas las lágrimas que nacen del corazón, del amor y del orgullo sano.
Siempre pensé que festejar un cumpleaños de quince, hacer una fiesta fastuosa, era como un rito con el que no estaba de acuerdo, pero -¡que equivocado estaba!.
Ver entrar a Osvaldo con el pecho que le explotaba de orgullo del brazo de esa belleza de niña-mujer que es Nahir, ver a Laura plena de felicidad, ya casi sin lagrimas de emoción, para dejar caer, es una de las cosas mejores que te pueden pasar en la vida.
Es de esas cosas que van a parar a la valija de la vida, es de esas poquísimas cosas a las que te tenés que aferrar con uñas y dientes cuando se te dobla el cuerpo y el alma porque la vida te pone piedras en el camino que parecen infranqueables.
Estoy orgulloso de mis tres hijos, porque con lo poquito que les pude dar, fueron capaces de ser lo que son, han sido capaces de forjar una familia, criar y educar hijos, ser personas de bien, honradas e intachables.
Mis hijas han sabido elegir bien a sus compañeros, porque tanto a Osvaldo como a Martín los siento como a hijos míos, excelentes padres y muy buenos esposos.
Y Tito, que con Marcos a demostrado tener un corazón gigante dándole el amor y apoyo que necesita para crecer pleno como lo esta haciendo.
Claudia, que me va a dar, a mi, el gusto de tomarme el vino especial que tengo guardado desde hace mucho para festejar un nuevo nieto y a Martín ayudándolo a llenar aunque mas no sea un poquitito ese hueco que se abre en el corazón cuando se va para siempre alguien querido.
Iara y Martina, dos mini mujeres hermosas con esos vestidos negros, Julián y Marcos cada vez mas hombres, haciéndome sentir cada vez mas viejo.
Para vos Laura que debes haber perdido un par de kilos de lagrimas el beso mas grande
por haber creado y criado el motivo de la reunión, el reconocimiento inmenso, del que sabe del sacrificio que cuesta llegar hasta acá, no por la fiesta, que es circunstancial, sino por llevar la familia armoniosa y unida por este inmenso mar de problemas que es la vida cotidiana, superando esos, como dice la canción de Estramin “ años que albañilean y años de derrumbamiento”
Para Nahir, que como un ángel rosa y blanco, radiante como cuando era chiquita y era la primavera de mi jardín y mi vida, me hizo llorar por primera vez desde enero del ochenta y cinco, pero esta vez de emoción.
Y para mí, el orgullo enorme de poder poner del lado del haber, en el balance de mi vida, la inmensa alegría de tener una familia como la que tengo y el agradecimiento a mi nueva familia por acompañarme.
Una hermosa fiesta digna de la hermosa hija que tenés y de la familia que somos.
Gracias TOTALES
Gregorio Arrocha 19 de abril de 2010
