EL DERRUMBE DE LA CONTRADICCION
Asistimos ayer al ocaso de la revolución social, encarnada en líderes con Rolex, Audis y que viven en Puerto Madero.
Mas alla de que se robaron hasta el agua de los floreros, supieron venderle a la juventud argentina la épica de la revolución proletaria.
Era una tarea difícil, sus ideólogos abrevantes de Laclau (digo, Forster, Gonzales y demás “intelectuales”) hicieron malabares para explicar como una burguesa recalcitrante que llegaba hasta el extremo de no dejar que nadie suba en el ascensor de la casa rosada cuando ella estaba en él, encarnara el Proyecto Nacional y Popular que aseguraría la independencia y la soberanía económica de la Argentina.
Lo lograron a medias. Hicieron un buen trabajo en las universidades estatales donde más allá de no poder dominar los centros de estudiantes, lograron meter su propaganda y hacer carne en algunos sectores estudiantiles.
En menor medida en los secundarios, donde abusando del sindicalismo docente y las asociaciones de padres, impusieron tomas y desmanes con un mínimo de adhesión, pero que capitalizaron a su favor
En los sectores mas postergados, solo se dedicaron a defenestrar el sistema “Capitalista” (que ellos usaban en todas sus variantes menos progresistas para enriquecerse al margen de la ley) y repartir dádivas que el conjunto de la sociedad productiva generaba a cambio de apoyo a su proyecto.
Allí la ética y la moral quedaron enterradas en el lodazal de la corrupción
Los planes se entregaban a cambio de una dádiva, destruyeron la meritocracia y el valor del trabajo como herramienta de construcción y del desarrollo social ascendente.
Generaron en estos 12 años una camada de niños, los más vulnerables, que no vieron a sus padres trabajar para progresar. Llenaron de derechos sin que se tuvieran obligaciones a sectores desfavorecidos socialmente generando una base electoral que aun hoy conservan.
Pero la intolerancia, el abuso del poder para imponer ideas, el menoscabo de las instituciones republicanas y el atropello a la libertad de prensa, fueron generando un descontento en los sectores medios de la sociedad que se puso de manifiesto en las multitudinarias marchas y concentraciones que se fueron haciendo en las principales ciudades del país.
Ellos, obnubilados por la lucha de clases que el marxismo impregnó en su praxis, no fueron capaces de darse cuenta que su tan querida “clase obrera” había sido reemplazada en el capitalismo del siglo XXI por una clase media , dedicada a los servicios, con ingresos superiores a los de los obreros tradicionales, con expectativas totalmente distintas a las de sus queridos proletarios y que no se sentían parte de los mas excuidos y explotados y menos de los lumpenes que el sistema de reparto de planes y beneficios prodigaba a miles y miles de tipos que en vez de trabajar como lo hacían estas “clases medias” se fueron transformando de a poco en mano de obra barata para cortar calles, hacer piquetes, y crear un gran malhumor en los que sostenían el sistema de reparto.
Era evidente que esto iba a colapsar en algún momento, pero pedirle a un marxista que piense por motus propio o que tenga espíritu critico es como pedirle, peras al olmo.
Siguieron en las suyas y navegando mares de soberbia, impunidad e ideologismo anacrónico, terminaron perdedores en una elección que tenían ganada .
Tal fue la sorpresa e incapacidad para analizar sus errores, que aun hoy dos años después, siguen perdiendo votos y simpatías de la sociedad.
Inventan mártires, desaparecidos, situaciones catastróficas, realidades paralelas que solo tienen cabida en sus mentes enfermas y delirantes.
ASI SE VAN GESTANDO SU DESTINO INELUDIBLE.
Mas allá de que en algunos momentos de bonanza económica lograron algún sustento social mayoritario, el tiempo, su ideología arcaica y sus desaciertos tácticos y estratégicos los llevan a su esencia que es LA SECTA.
El mundo globalizado, competitivo y de interacción entre economías y regímenes políticos, no tiene tiempo para interpretar los deseos de oligarcas disfrazados de progres.
"Nosotros jugamos a esto, si querés jugar, las reglas son estas ,si no, allá tenes a Cuba y Venezuela hacé negocios con ellos". Es el modo de pensar imperante
Y ahí están, rumbo a ser lo que nunca debieron dejar de ser, una secta marxista, anacrónica y desnaturalizada por la realidad, la ciencia, las comunicaciones y el bienestar al que, mal que les pese, acceden sectores importantes de este “Capitalismo Explotador” y del cual TODOS SUS LIDERES “REVOLUCIONARIOS”, son eternos beneficiarios y USUFRUCTUANTES.
Por lo tanto el triunfo de lo que ellos llaman “derecha o dictadura” en 6 de las 7 provincias mas grandes del país, los deja al borde de la desaparición como fuerza electoral competitiva
De los 33 millones de votantes, Cambiemos ganó en las 6 provincias que tienen 22 millones de ellos.
No hay retorno de esta realidad, mas allá de que los sectores peronistas que les fueron funcionales al “kirchnerismo marxista” buscaran reciclarse en algo parecido a lo que fueron anteriormente.
La etapa en que los dejaron hacer lo que mejor saben hacer, que es enriquecerse mientras que sus acólitos siguen siendo sometidos a un populismo desgraciado y bestial, se terminó.
Ahora solo queda el llano y volver a empezar, pero esta vez para el peronismo no va a ser fácil
El desprestigio, la corrupción, y la desvalorización de los valores republicanos, ético, morales en los que han caído sus principales figuras, los pone en un cuadrilátero en el que no saben como defenderse de los golpes que se les vienen.
El marxismo militante del kirchnerismo de Sabbatella, Zaninni, Vaca Narvaja, Conti, Vervitzky se llevaron puestos los delirios cleptómanos de los mas conspicuos intendentes peronistas del Gran Buenos Aires.
Pero ese pueblo, el de la liturgia, el que siempre sigue al líder, se cansó de “marxistas” gritando en las cadenas nacionales. Dijo basta y salió a la calle, después votó y ahora reafirmó que NO VUELVEN MAS.
Queda por delante, el camino arduo para el peronismo tradicional de desembarazarse de la izquierda retrograda y anacrónica del kirchnerismo y volver a ser una fuerza competititiva a nivel nacional.
Y para Cambiemos, el también complicado camino de afianzar en la mentalidad popular, una fuerza política no tradicional, que tiene envergadura propia, ideología, preceptos democráticos y republicanos y también conceptos modernos de articulación, para llevar a la Argentina a ese lugar que tuvo y del que nunca debió salir.

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