JUSTICIA SOCIAL (El Arte de Repartir)
“Cuando veo esta pobreza me hierve la sangre”
Esto lo gritó la presidenta, con la voz impostada a lo Evita, cuando llego a Tartagal después del alud que destruyó parte de la ciudad.
Hoy a dos años de esa desgracia, se robaron la poca ayuda que se les envió y la gente sigue viviendo en carpas.
Pero no vayan a pensar que lo dicho por la presidenta fue una frase del momento para salir del paso y de la sorpresa de descubrir que en su Argentina y en su gobierno habían aparecido algunos pobres, que el INDEC no contabilizó.
No. Esto de ninguna manera es así, la presidenta se preocupa por que su amado pueblo, el que constituye la “mayoría social” que los cartabierteros le hicieron creer que tiene, tengan un techo donde guarecerse de este medio ambiente cada vez mas enfurecido con nosotros.
Tanto es así que se creó un programa que se llama Techo Digno, que repartió el año pasado 3083 millones de pesos.
Hasta aquí “tudo ben… tudo legal” un programa necesario y urgente, con fondos aprobados en el presupuesto del año pasado listo para instrumentar.
Pero hete aquí que algo extraño paso en la distribución del programa. Se debería suponer, que este plan tendría que estar dirigido a los estados provinciales de forma equitativa, después de hacer un relevamiento de los niveles de pobreza y de necesidades básicas insatisfechas de cada lugar, pero no ha sido asi.
Los cinco gobernadores mas estrechamente ligados al gobierno recibieron casi todos los fondos,Scioli, Alperovich, Capitanich, Urribarri y Gioja, salieron beneficiados en el reparto.
En cambio el gobernador de Catamarca, radical K, que se paso con Cobos, recibió solo el 1 por ciento de los fondos y a finales del año pasado los contratistas no habían cobrado un solo peso desde la Nación.
A Colombi el gobernador de Corrientes primo del actual, que también por el conflicto del campo se paso al Cobismo, le entregaron solo el 0,1 por ciento del programa.
A la provincia de Santa Fe que tiene mas de 3 millones de habitantes se le destinaron solo 26 millones de pesos, el 0,8 por ciento, en cambio a Santa Cruz se le otorgaron 28 millones, siendo una provincia con 14 veces menos población e índices de pobreza menores que los de Santa Fe.
Pero el caso mas relevante de esta repartija discrecional es del de Tierra del Fuego, Fabiana Rios “ex arista” devenida en salvadora del kirchnerismo por los votos de los senadores provinciales en leyes clave para el gobierno como la ley de medios, recibió 65 millones, tres veces mas que lo pautado en el presupuesto, casi tres veces mas que Santa fe y 20 por ciento mas que Córdoba pero con una población treinta veces menor, de poco mas de cien mil habitantes.
Hay también otros ítems que refuerzan el criterio de justicia social de este gobierno, del total de 6.692 millones de pesos gastados por vialidad nacional en el 2009, 530 se gastaron en Santa Cruz “mi lugar en el mundo” según Cristina; solo 20 menos que en la provincia de Buenos Aires, con 15 millones de habitantes y 48,5 habitantes por kilómetro cuadrado, contra 0,9 de la provincia patagónica.
Esto demuestra cuanto le hierve la sangre a la presidenta, cuanto le preocupan los pobres de su “mayoría social”.
Los pobres y los indigentes, están ahí, todos los vemos, son de carne y hueso y están sufriendo, muchas veces sin saber por que, una realidad que no figura en los números del gobierno, pero una cosa es sustancial, los pobres son pobres, son todos iguales, no tienen ideología ni partido político, no deben ser discriminados por la afinidad de su gobernador con el gobierno de turno.
De la boca para afuera en los discursos apoteóticos cargados de retórica vacía, podemos decirnos y sentirnos, democráticos, populares, progresistas, acérrimos enemigos de la injusticia, defensores a rajatabla de los derechos humanos de los muertos, pero en los hechos, discriminamos a los pobres por la posición política de sus dirigentes, los escondemos debajo de la alfombra con números ridículos inventados en un escritorio y nos olvidamos de los derechos humanos de los vivos, alimentación, salud, educación, seguridad, y por sobre todo la posibilidad de dejar de ser pobres,
Basta de pasado, de discursos revanchistas, de enemigos inventados, basta de cadenas nacionales para presionar jueces, y hablar de un pasado del que también ella fue participe y cómplice, basta de seguir todo el tiempo queriendo encarcelar viejos que se mueren solos, como si eso cambiara en algo la realidad de la gente que no tiene para comer, que estén todos presos o muertos no salva de la desnutrición a ningún niño en ningún lado.
La presidenta y los alcahuetes que la rodean deberían salir a la calle, salgan y miren hacia fuera y vean al costado de la autopista Buenos Aires – La Plata como en tantos otros lados, los asentamientos que crecen día a día, los niños pidiendo y robando en los semáforos, los hospitales colmados de pobres mal atendidos, los comedores comunitarios llenos de gente que no puede ganarse el sustento. Salgan y vean esta es la realidad que en sus discursos rimbombantes la presidenta no dice.
Cristina los pobres son pobres y con los pobres no se juega…
