Nunca vas a ser feliz en aquel lugar donde sientas dudas de que te quieren.
Donde no puedes ser tú,
no debes estar
Si sientes que tu decir, donde estas, no se respeta, habla
menos o retírate de allí.
Puedes callar para no abrir más heridas, pero no puedes
callar para siempre.
Si estas convencido de lo que piensas, callar por conveniencia
tarde o temprano no es más que hipocresía.
El amor no es incondicional, se nutre del amado, crece con
el amado y se muere de a poco con él.
El amor no solo se muere
en la ausencia, se va muriendo de a poco cuando el desamor se adueña de tus
horas.
Si tu alma no se funde en tu corazón, se amalgama en tu
cuerpo y se entrega desnuda al amor de otro, no esperes ser amado.
Si tu alma se funde con tu corazón, se amalgama a tu cuerpo y una vez entregada, esperando ser amada, no
recibe un alma, un corazón y un cuerpo amalgamado y desnudo como prenda, esa
alma se siente en deuda y solo le queda resignación y sufrimiento al correr el
tiempo.
Nadie, por más que se entregue entero, que pretenda dejar la
vida por un amor que siente en el alma, es dueño de ese amor. Tú eres dueño de tus
amores y tus penas, nunca vas a ser dueño del amor del otro, porque no eres el
otro. Puedes sentirte que lo eres, te pueden hacer sentir que lo eres, pero si
entiendes que tu amor se mide por lo que das y lo que recibes, tengo que
decirte que las matemáticas NO son buenas en el amor.
Entregarnos en cuerpo y alma al amor, es lo mejor que
podemos dar, pero entender, sobrellevar y tener una espalda gigante para
soportar el desamor es elevar nuestra virtud al grado sublime de entender amor
y dolor en una misma palabra.
El amor idílico, platónico( nunca pude entender bien que es
y creo que nadie lo entiende) no es amor, es solo una idealización de lo que
nos dijeron que es el amor.
El amor, es ser un poco el otro, es sentir el dolor y la alegría
del otro como nuestra.
Es esa sensación en la que se suman los sentidos físicos a
la que se agrega la extraña aura del
alma y que hace que todo el universo quede relegado , resumido y comprendido en
el ser que amamos.
Lo vemos bueno, lo vemos bello, resaltamos siempre sus
virtudes por sobre sus defectos y nunca esperamos que no sea lo que
idealizamos.
Pero el amor es dual, es humano, tiene sus grandezas y sus
miserias.
Las grandezas, tienden a hacerlo eterno, sublime, inmortal y
atemporal
Las miserias, lo vuelven ruin, terrenal doloroso y finito.
Apenas conocí el amor, adolescente aun, lo viví, lo amé, lo
hice mío. Si, amé el amor, porque el
amor cuando lo sentís de verdad se adueña de tu cuerpo, tu mente, tu vida y
amas ese momento
¿Si fui feliz?- ¡Si…. lo fuí!- . Tengo la certeza de que lo fui,
porque lo que sentí hace tantísimos años, no se ha vuelto a repetir en toda mi
vida.
Una mujer, casi niña, me saco del mundo terrenal, de la
pelea diaria contra la injusticia, y el desamor, elevándome al Olimpo. Me sentí
dios y ángel, héroe y villano.
Poderoso y también
inerme cuando sus brazos me rodeaban. Estaba enamorado, no era necesario que me
preguntaran que daría por ese amor.
Otros llegaron, me hicieron sentir amado, me dieron un corazón
afín, un alma comprensiva, mas de lo que yo les di y sin embargo, fueron efímeros.
Todos mis amores fueron efímeros, por lo tanto no es
problema de ellos
El amor es de a dos, es el sentimiento de uno por el otro
Se nutre y vive de la vida diaria, de la ausencia y la
cotidianeidad.
No son duraderos, amores, en los que uno pone y el otro
saca.
El único amor perenne es el que sentimos por el que ya no
está, porque de él no esperamos nada, nos queda solo el recuerdo y nuestro amor
hace una selección entre lo bueno y lo malo de él para que nos quedemos con lo
mejor.
El otro, ese idílico y genial del primer momento, se va carcomiendo,
con la rutina, nuestros vicios y miserias, las mismas que teníamos antes y que
nuestro amado no quiso ver y nosotros decidimos no ver en el, empiezan a
aflorar, se vuelven importantes, toman relevancia y se hacen dueñas de la relación.
Todo esto, que nos pasa a todos, con mayor o menor
intensidad, no son un karma, ni un designio sagrado que nos quiere hacer pagar
el precio enorme de la infelicidad.
Estas cosas, no nada más ni nada menos que la medida de
nuestro amor.
El amor sin reciprocidad no es amor, es fraternidad, hablo
ahora de amor, el dual, el de verdad, el que existe por el amado y se desdibuja
sin el o su desamor.
El amor todo lo tolera, todo lo perdona, deja que la
injusticia inmerecida fluya y el tiempo se haga cargo de ella.
Pero el amor no es ciego, no es tonto y no perdona al que no
nos ama.
No me pregunten como se puede saber, porque no se sabe, el
amor es algo que vive en los sentidos pero se anida en el alma.