Hoy me desperté con
algunas ideas dándome vueltas por la cabeza.
Como ya es sabido estoy en contra del gobierno y estoy
convencido que le está haciendo un daño muy grande a la nación, no solo en lo económico
sino en lo social y cultural. Hasta aquí ninguna novedad, lo bueno es que tengo
la solución al problema y hasta la historia esta de mi lado.
Se me ocurrió que no puedo,
ni debo, hasta sería inmoral hacerlo, quedarme de brazos cruzados mientras el país
se hunde. Entonces decidí empezar a hacer algo.
En primer lugar debo juntar a muchos, para eso nada mejor
que los lugares donde ya están juntos, los colegios y las universidades, porque
los jóvenes son más fáciles de convencer, las fabricas, los clubes, las
sociedades de fomento, cualquier lugar donde haya gente me sirve para reclutar.
Después tengo que educar y formar los cuadros, para que
dirijan el movimiento transformador que voy a encarar, es muy importante
generar en ellos la sensación de que están construyendo algo trascendental y
glorioso, debo hacerles creer con convicción que están combatiendo a un enemigo
poderoso y que cualquier sacrificio es poco en la lucha desigual que
enfrentamos
Imponerles como dogma que si nuestra lucha es justa y lo
hacemos por el bienestar de todos , el fin justifica siempre los medios, debe
ser carne en ellos que cualquier camino, que conduzca al bien común es válido.
Siempre debe estar presente, que por todos los medios posibles hay que
generar en la sociedad la sensación de
que soy el único o ya se podría decir
que somos los únicos, que tenemos la solución a los problemas y de que con la ayuda del
pueblo al que legítimamente representamos porque somos parte de él, conseguiremos
cambiar el rumbo del país
De acuerdo a como se de la acumulación cuantitativa del
movimiento deberemos generar una táctica y una estrategia para llevar adelante
el proyecto.
Si nuestra idea se hace carne en la sociedad y ganamos una elección
ya está, pero no somos electoralistas, las causas justas no pueden esperar los
tiempos electorales, los pobres se mueren y las trampas que hacen desde el
poder, dilatan nuestra gesta.
Si el enemigo que está enquistado gobierno, que tiene todo el aparato represivo y propagandístico
del estado para combatirnos, está muy afianzado y es fuerte, ahí es donde
debemos mostrar el temple revolucionario y transformador de nuestro movimiento y
explorar cualquiera de los caminos,
todos validos para luchar.
De acuerdo a las necesidades podemos restituirle al pueblo y
financiar al movimiento, con parte de los
dineros que les han arteramente quitado durante años de saqueo y explotación a los
trabajadores, sacándolo de algunos bancos, seguramente por la fuerza, porque como
ya sabemos ellos no quieren ceder sus privilegios.
Otra forma de financiar al movimiento, podría ser atrapar a
los más encumbrados empresarios, banqueros o políticos y en un acto de justicia
conseguir de sus empresas o familiares nos entreguen parte de esos dineros mal
habidos por ellos, para usarlos en algo más justo que para los gastos opulentos
a que los tenían destinados.
Si se ponen duros y empiezan a perseguirnos debemos
demostrarles que no estamos jugando, y en cualquier momento deberíamos ajusticiar
a algún jefe corrupto y asesino o dar un escarmiento un poco más generalizado y hacer estallar algún dispositivo
que los disuada de sus acciones, y si llegáramos
a tener la fuerza suficiente debemos, para mostrar al mundo y a la sociedad que
vinimos para quedarnos, tomar
por la fuerza algún cuartel o destacamento de las fuerzas de seguridad para que
sepan que pelearemos en el terreno que ellos quieran y que no nos van a doblegar.
Si conseguimos la victoria estaremos orgullosos de haber podido cambiar un sistema nefasto por
algo perfectible pero que comparado al que destruimos, es mejor.
Desde el gobierno haríamos un país mejor y desde el país un
mundo mejor, la sangre derramada no será en vano.
Si no la conseguimos, juntamos lo que nos quedó de la gesta y nos
retiramos estratégicamente a planificar nuevamente, a aprender de los errores y
empezar de nuevo.
Por las consecuencia de nuestros actos debemos estar
tranquilos, porque si se hizo algo que la sociedad no entendió o algún inocente
cayó en la justa lucha que empezamos , tenemos muchos años para influir de
distintas formas en el colectivo social para hacer entender que nosotros solo queríamos
un mundo mejor, quizás en el fragor de la lucha, privamos de la libertad momentáneamente
a alguien que se lo merecía , perdió la vida algún ciudadano , incautamos algún dinero mal habido, causamos algún
daño sin quererlo, pero el objetivo superior de terminar con la desigualdad todo
lo justifica. Ellos, hipócritas, a estas desgracias, con un eufemismo les dicen
“daños colaterales”, pero ellos realmente secuestran, ellos roban, ellos asesinan,
nosotros no, esas palabras no están en
nuestro vocabulario para nuestro quehacer
Si somos pacientes y sabemos actuar en las aéreas educativas
y culturales, podremos imponer en la sociedad nuestro punto de vista de que, si
una bala nuestra mataba a alguien, era una desgracia en el camino de la revolución,
y de que si nosotros teníamos armas era porque ellos nos obligaron porque no querían
dejar el poder y si ellos mataban a alguno de los nuestros era un crimen de
lesa humanidad.
Es más si logramos que esto se haga carne en la sociedad, si
el relato nuestro de los hechos se logra explicar en las escuelas, en las
universidades en los medios de comunicación, apelando siempre a los mas altos
sentimientos de la gente como son la justicia , los derechos humanos, la
libertad, seguramente, serán los más jóvenes, aquellos que cuando esta batalla
se libró ni habían nacido, los que
levanten nuestras banderas y hagan nuestros reclamos.
Si nos sale bien hasta podríamos juzgar a los que nos enfrentaron y
mandarlos a que se pudran en la cárcel, mientras nosotros disfrutamos de la sensación
del deber cumplido.
Asi que desde hoy mismo empiezo a organizar la revolución contra
este régimen monárquico, autista y personalista, el camino es fértil, la
recompensa es grande y el riesgo mínimo. Tengo la certeza que me da la convicción
y la tranquilidad que si me equivoco “la historia me absolverá”
Hasta la victoria siempre
PD…¿ Esto ya pasó o estoy todavía soñando?
Gregorio Arrocha Girard