domingo, 16 de diciembre de 2012

MI SUEÑO PERUANO




 Cambiando canales en la tele, como me paso haciendo, encontré en Discovery  Channel un documental sobre Machu Pichu.
Me acosté pensando en las culturas ancestrales, en el actual Perú y en lo interesante que sería estar ahí, y me dormí.
La idea permanecía dando  vueltas en mi cabeza y cada noche soñaba con lo mismo.
El tiempo pasó y una mañana de verano a eso de las once después de un viaje agotador, lento y caluroso, salgo a la calle y estoy en el lugar de mis sueños.
Como en cualquier país  subdesarrollado, la venta ambulante, y con puestos fijos que ocupan casi toda la vereda impedían prácticamente caminar.
El característico color cobrizo de la piel de los vendedores, castigada por el sol, cubierta en algunos por típicos sombreros y el promedio de estatura me parecieron pintorescos, mido un metro noventa y todos me parecían bajitos.
La gente que transitaba  apelotonada y apurada por el angosto pasillo que dejaban los puestos, dejaba trasuntar su molestia, por el calor y la insistencia de los vendedores  y yo  parado ahí en el medio, mirando hacia todos lados un poco desconcertado.
Demasiada gente, demasiado calor, un travesti y un poco más allá una prostituta en la vereda de enfrente ofreciendo sus servicios en pleno mediodía me llamaron la atención, un par de muchachos en franca actitud sospechosa miraban bolsillos y bolsos buscando una oportunidad. Ningún policía cerca.
Cruzo la avenida y un aroma  a comida, que parecía a pescado o algo frito me hizo sentir hambre. Lo primero que me vino a la mente fue el ceviche que sé que es un plato típico y busque un lugar donde comer.
Intercalados con los comercios de indumentaria que están en la zona , había varios lugares de comida que no llegaban a la categoría de restaurante. Todos me parecieron un poco precarios, no daban la imagen de estar muy limpios y había gente parada en la puerta  y en la vereda  comiendo   algo que parecía arroz con pollo de unas bandejas de plástico.
Entré al que me pareció más limpio me senté en una mesa  pegada   a la pared, todo estaba abarrotado, las sillas no se podían correr porque golpeabas  al de la otra mesa y el mozo brillaba por su ausencia.
Menú a la carta, no, sobre la barra en unos cartelitos con una imagen del plato,  el menú. El  primero obviamente Ceviche, le seguía Ocoto relleno, que parecía un aji con carne adentro, Anticuchos, que eran una especie de brochettes y los otros carteles no los veía bien.
Esperé.
Esperé y no vino nadie, el que estaba en la mesa de al lado empezó a tomar una especie de caldo
haciendo  unos sonidos muy desagradables, para distraerme busque en los carteles y era Timbuche,  sopa de pescado.
Me harté del ruido me levanté y me fui.
Salí afuera,  miré a un lado y al otro, un mar de gente atropellándose, de mal humor , cruzando la calle en cualquier lado, de repente, el ruido de una frenada brusca y el cartel de la esquina a cincuenta metros parece que lo tuviera a medio metro de mí,  lo miro y no lo creo …Avenida Pueyrredón  esquina Sarmiento…
Sueño o realidad



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