sábado, 22 de diciembre de 2012

LA LUCHA DE CLASES SIGLO XXI


LA LUCHA DE CLASES SIGLO XXI 
                                                              Desde Carlos Marx  Cristina Kirchner 


En mis años mozos, desde la izquierda fogoneaba la lucha de clases como buen marxista que era.
Verdad incondicional e intocable de esa doctrina, hace 40 años, era algo más que un dogma, llegaba casi al grado de  verdad revelada.
En sus principios los burgueses, obtenían su plusvalía de la explotación de las masas proletarias que,  con la incipiente revolución industrial, migraban a las urbes, de ahí la contradicción fundamental de la sociedad capitalista entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción que son las originarias de la lucha de clases.
Aun hoy, después de que casi todas las experiencias socialistas del mundo se han derrumbado, fracasando estrepitosamente, quedan, y lamentablemente los tenemos a casi todos, en Latinoamérica, pseudo marxistas que combaten dialécticamente al Capital. Incentivan y azuzan la lucha de clases encendiendo  hogueras revolucionarias, con jóvenes que compran un relato arcaico y anacrónico, mientras el odiado fruto de la explotación del hombre por el hombre, lo acumulan para sí de forma impúdica.
Que justicia social puede haber si al proletariado como les gustaba llamar a los pobres, es usado como trampolín electoral a través de prebendas, planes sociales extorsivos y manteniéndolos en una situación de precariedad social que los  ata a quien les da alguna ayuda.
Que lucha de clases pretenden fogonear si los principales adalides de esta lucha están en la clase dominante, no ya como burgueses, sino como rémoras insaciables de un estado corrupto que ellos mismos administran en su beneficio. ¿Sería la presidente capaz de nacionalizar su propio y lujoso hotel de El Calafate? ¿O sus funcionarios y amigos propiciar la expropiación de las grandes extensiones de tierras y empresas que poseen?
La lucha de clases en esta situación con roles malversados, toma un cariz totalmente diferente, transformándose en una lucha de intereses sectoriales, dentro del mismo componente social.
Si tomamos por ejemplo la Argentina de hoy, el empeño que pone el gobierno en desarmar al grupo mediático Clarín, no la causa epica que quiere  mostrar, no es una lucha de poderosos sin escrúpulos contra un gobierno justo y democrático , es  sin lugar a dudas, una puja de intereses entre pares porque lo que el grupo Clarín deje de hacer, lo hará el grupo Vila Manzano,  el  grupo Spolzky o el grupo Monetta, como ya lo vienen haciendo, no van a ser los sectores más marginales y sin voz  de la sociedad, los que van a marcar las pautas de esa confrontación, porque tanto Magneto como Spozky, Vila o Monetta,  incluso la propia presidente pertenecen a la misma clase social.
Estos grupos si pueden, porque tienen poder económico para hacerlo, sostener un multimedios de manera eficiente, pero el cuento izquierdoso de la radio de los pueblos originarios u otras, no tiene forma de subsistir en el tiempo.
Una  lucha de clases encabezada por  ricos y poderosos empresarios, supongo que hará que Carlos Marx se revuelque en su tumba, o no entendieron nada, o  están usando mis ideas totalmente tergiversadas, pensará, si es que puede.
Obviamente esta interpretación pseudorevolucionaria, que sectores sociales oligárquicos encaramados al poder hacen de la lucha de clases, no es gratuita ni pasa sin dejar heridas profundas en el tejido social de una nación.
Está dirigida  a dos sectores bien concretos el primero un grupo militante principalmente juvenil, supuestamente politizado, que dentro de un par de años no va  a poder creer las cosas que apoyaba, estrictamente fanatizado y vertical necesario para bajar línea desde el estado y los sectores marginales que aportan votos.
A los primeros les dan las banderas de las luchas por los derechos humanos, la justicia social y la utopía de un país igualitario, a los segundos alguna prebenda e impunidad
Para que este juego de inversión de roles, tenga algún viso de realismo, deben dar a los sectores más postergados de esta sociedad que ellos critican pero no cambian, algún tipo de resarcimiento, por ser el motivo y objeto de su increíble y desinteresada  lucha.
No les pueden dar las herramientas que los liberen del yugo de su opresión, porque eso atentaría contra sus propios intereses, les pueden dar cosas distintas, pero que bien explicadas juegan un rol tanto o más importante que las cosas materiales.
Los grupos sociales marginales del capitalismo del siglo XXI, no juegan el mismo rol que el proletariado jugaba para Marx, ocupan si el mismo lugar en la escala social, la tecnificación y globalización de las relaciones productivas han creado esta cantidad enorme de personas que no se pueden involucrar en un cambio de relaciones de producción porque quedaron  afuera del sistema productivo.
Están si, indudablemente dentro del espectro social y cada vez son más importantes en número, y sin ninguna duda deben ser objeto de políticas concretas para desactivar el malestar y el  potencialmente peligroso  ánimo antisocial que su marginación les genera.
Una de la formas de desactivar este potencial peligro es su inclusión a través de políticas educativas y otras que no son objeto de esta disquisición, y otras son las que  aplican los gobiernos de pseudo izquierda  latinoamericanos que los hacen creer que son objeto de un trato que en definitiva no les dan .
Las personas con necesidades básicas insatisfechas, son muy vulnerables a la adoctrinación  política, su estado de indefensión ante las vicisitudes  del diario subsistir, las hace permeables al uso demagógico del aparato del estado.
Las promesas de mejoras en su calidad de vida por parte de los que tienen el poder, las subyuga intelectual y físicamente, como en la competencia diaria su capacidad está  limitada por su preparación para ocupar puestos de cualquier relevancia, el recurso de recibir la dádiva siempre es bienvenido.
Si a esto se le agrega una adoctrinacion de que ellos son el objeto de todos los desvelos de los circunstanciales gobernantes, por los cuales hasta dejan sus opulentas mansiones, sus trabajos y sus  magníficos negocios, y como dádiva máxima los hacen creer que pueden hacer lo que quieran porque todo lo que reclamen de cualquier modo, es válido. Es seguro que este cóctel dará el resultado esperado, un apoyo incondicional al gobernante que lo aplique.
Pero en todo esto hay un problema básico y sustancial y acá volvemos a la lucha de clases de Marx. Ni los intereses de la clase dominante llámese en este caso clase gobernante, tiene los mismos intereses  que los marginados sociales ni estos pueden esperar de los gobernantes que los saquen de la situación en que se encuentran, porque son la base de  su sustento electoral que es lo que les permite seguir usufructuando los negocios del estado con sus empresas
Con este verso de roles cambiados la resolución de la contradicción fundamental de la sociedad capitalista, queda por siempre irresuelta y va a ser, más tarde o más temprano, el motor de una lucha que hasta puede llegar a ser fratricida.
En la sociedad Argentina de hoy, que es la que más se acerca  a este intento de interpretar  aunque sea superficialmente la política sudamericana, se ven con mucha claridad estos síntomas de descomposición del tejido social producto de esta travestización de la política.
La situación política Argentina tiene varios aspectos que son preocupantes, el primero es que el actual gobierno más  allá de declamar su defensa de los sectores más postergados, no ha conseguido o querido, porque en el fondo de su concepción de poder los necesita, eliminar los bolsones de pobreza y marginalidad que se arrastran desde hace años, al contrario si los números de la economía se sinceraran la cantidad de pobres e indigentes, a pesar de haber crecido durante varios años a tasas muy altas, es el mismo que hace diez años.
La clase media tanto urbana como rural pero principalmente en las grandes urbes, no comulga con el estilo del gobierno, por lo tanto los sectores sociales “domesticables” con prebendas se vuelven imprescindibles para continuar en el poder y por ello están condenados a seguir siendo “domesticables”
Y acá ocurre algo que no es necesario recurrir a la sicología social para explicarlo, quien no tiene una casa, con tal de obtenerla es capaz  hasta de usurpársela  a otro y más cuando es propiciado por los que tienen poder y  dicen estar de su lado, pero cuando ya la tiene no quiere que le hagan lo mismo y se cambia de bando.
Esa es la perversidad más grande que tiene usar a los sectores más postergados para hacer política barata, los deja en un limbo en que no saben que es  lo que es justo o lo que no, pero  que con el correr del tiempo va  a atentar contra los mismos que lo han promovido.
El gobierno alentó todo el tiempo los piquetes como forma de presión política, ahora que los piquetes se los hacen a él, de repente dejan de ser una herramienta válida de protesta social.
Como a esos sectores, no les daba los medios para que salieran realmente de la situación marginal en que estaban, les dijo ciertamente que todos  sus reclamos son justos y les permitió usar cualquier forma de defenderlos hasta aquellas que atentaban contra los derechos de los demás.
Realmente en la calle y con los métodos que el gobierno les inculco, ningún grupo obtuvo nada, lo poco que les dieron, se hizo de forma de que quedara en evidencia la gran “sensibilidad social” de quien esta encaramado al poder .
Una frustración tras otra, las malas políticas económicas deterioran los escasos ingresos que reciben y se van transformando en un  caldo de cultivo para cualquier clase de violencia.
Un grupo ciudadano dispuesto a realizar un corte de calles, un saqueo a alguna tienda, una toma de terrenos o propiedad urbana, puede hacerlo porque los aparatos de seguridad están desarticulados o las normas vigentes les prohíben actuar, esta impunidad para cometer delitos, porque cualquiera de las acciones enumeradas constituyen uno, son los resabios que quedan de cuando el actual gobierno para afianzarse en el poder utilizó a estos sectores en su beneficio.
El problema deviene de que los actores políticos dicen ser lo que no son, sus verdaderos intereses no están con los sectores más humildes, por lo tanto para ellos no hay nada, solo retórica,  promesas e impunidad para hacer cosas reñidas con la convivencia y la ley, algo hay que darles para tenerlos dominados  y esas cosas son baratas y si hay algún costo lo paga otro no el gobierno
Esto es así solo por algún tiempo, el contagio social es una verdad insoslayable, si aquel hace algo reñido con la ley y no tiene castigo porque yo no lo voy a  hacer y esto multiplicado en proyección geométrica,  corrompe el tejido social hasta puntos que no podemos prever.
Modificar ahora las cosas que les hicimos ver por correctas tiene un alto costo político justo en el sector que más necesita el poder, pero no hacer nada nos lleva por el  camino de  la libanizacion del país.
Con un estado ausente, porque las políticas sociales son pura retórica, según el banco mundial el treinta por ciento de los argentinos son pobres, con una asignación universal carcomida por la inflación (en números reales cuando se instituyó, el monto equivalía a doce kilos de asado, hoy a cinco) con fuerzas de seguridad desprestigiadas, desarticuladas y mal conducidas, el futuro de los conflictos sociales se presenta muy negativo.
El autismo del gobierno y la desorientación de estos días llaman a preocupación, se produjeron hechos sociales de trascendencia política y la jefa de gobierno está ausente, recluida en su lugar en el mundo. Es en estos momentos cuando un líder real sale a temperar los ánimos, llevar calma  a la sociedad, mostrar firmeza y tomar acciones concretas.
Es preocupante que se deje trasuntar que el  único desafío que realmente le importa y en el que pone todo su empeño  este gobierno, es  una lucha que ya ganó contra un grupo privado.
Además de ser una pérdida de esfuerzos y recursos, inútil, distrae al gobierno de los temas importantes y es realmente inútil porque aunque la corte declarara  inconstitucionales los artículos reclamados, a medida que caduquen las licencias las perderán y empiezan a caducar en 2014
Los grupos marginales hoy ejercen el derecho adquirido porque  fueron educados a hacerlo, por voluntad propia, antes eran dirigido por sus líderes en beneficio de los gobernantes ahora por ellos mismos anárquicamente.
Esperemos que el camino transitado estos días no sea el principio de una triste  escalada que ensombrezca con más sangre el futuro del país.
Mucho debe hacer el gobierno más allá de querer acusar sin pruebas a líderes opositores, los problemas están, nadie tiene el poder para hacer que centenares de ciudadanos, en lugares tan lejanos del país salgan a cometer delitos. Creerlo es un error y entonces si estamos en problemas

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